La evaluación del ciclo de vida podría ayudar a mejorar la sostenibilidad de la producción bioquímica
Con esfuerzos encaminados a avanzar hacia una economía mundial de base biológica, la producción de combustibles y productos químicos en biorrefinerías basadas en la biomasa está ganando terreno. Los residuos agroindustriales o cultivos agrícolas, los residuos sólidos urbanos y los residuos forestales se consideran las fuentes más significativas para dichas biorrefinerías en la lucha contra el cambio climático, la garantía de la seguridad alimentaria, la creación de materias primas sostenibles y la diversificación de las fuentes de energía.
Por lo general, los productos bioquímicos se perciben como sostenibles para el medio ambiente por su base biológica. Pero ¿hasta qué punto es cierto esto? La respuesta no es sencilla, según los investigadores que destacan la importancia del concepto de la LCA en dos estudios recientes. Con el apoyo del proyecto financiado con fondos europeos BIOREFINE-2G, estos estudios ponen de relieve la necesidad de considerar todo el ciclo de vida de los productos en el desarrollo de productos bioquímicos. La LCA, metodología ampliamente utilizada para evaluar la sostenibilidad medioambiental, tiene en cuenta el impacto de todos los procesos y productos físicos y económicos vinculados directa o indirectamente con la vida del producto bioquímico, desde la excavación/recuperación de las materias primas hasta la fase de eliminación (reciclaje o incineración).
En un estudio publicado en la revista ‘Nature Sustainability‘, los investigadores señalan: «Analizamos estudios de LCA aplicados a productos bioquímicos comercializados producidos por medio de fermentación microbiana. Los escasos trabajos disponibles muestran incoherencias en la cobertura de los impactos medioambientales y de las etapas del ciclo de vida, con diferentes conclusiones». Además, añaden: «Las reivindicaciones sobre la mejor sostenibilidad de los productos bioquímicos con respecto a los productos químicos a base de combustibles fósiles se suelen apoyar en la comparación de impactos sobre el calentamiento global, ignorando otros impactos de la producción de materias primas biológicas. Para impulsar los productos bioquímicos sostenibles, recomendamos que los profesionales de la LCA incluyan toda la gama de indicadores de impacto y los ciclos de vida enteros, sigan las normas y directrices y aborden la falta de datos».
Los investigadores concluyen que la LCA debería utilizarse de forma sistemática «para orientar las investigaciones, identificar puntos críticos sobre impactos y desarrollar métodos para estimar el rendimiento de procesos a escala completa. Así se promoverá la biotecnología como [una] importante contribución a la resolución de los retos de sostenibilidad existentes».
«El hecho de que algo sea “bio” no siempre significa que sea mejor. Depende principalmente de los modos de las condiciones de producción y del uso de la energía en las distintas etapas del ciclo de vida. Por lo tanto, en general, debemos considerar y evaluar todo el ciclo de vida del producto para identificar sus impactos», afirma en una nota de prensa el autor principal, Ólafur Ögmundarson, de The Novo Nordisk Foundation Center for Biosustainability.
Ácido láctico
En un estudio publicado en la revista ‘GCB Bioenergy‘, los investigadores se centran en el ácido láctico bioquímico utilizado mayoritariamente para la producción de bioplásticos. «El ácido láctico se utilizó como ejemplo de producto bioquímico derivado del maíz, los rastrojos de maíz y las macroalgas (“Laminaria sp.”) como materias primas con distinta madurez tecnológica. Utilizamos la evaluación del ciclo de vida (LCA) medioambiental, una metodología normalizada, considerando el ciclo de vida entero de los sistemas de producción de productos bioquímicos analizados y una amplia gama de indicadores de impactos medioambientales». Los investigadores concluyen que «aplicar la LCA de forma exhaustiva da a la industria de base biológica la oportunidad de incorporar y priorizar activamente la sostenibilidad medioambiental en su proceso de toma de decisiones en una fase temprana del desarrollo de productos bioquímicos».
El proyecto BIOREFINE-2G (Development of 2nd Generation Biorefineries – Production of Dicarboxylic Acids and Bio-based Polymers Derived Thereof) finalizó en septiembre de 2017. Creó procesos nuevos y comercialmente atractivos para convertir caudales paralelos ricos en pentosa de biorrefinerías en biopolímeros.
Para más información, consulte:
Sitio web del proyecto BIOREFINE-2G
Fuente: Cordis Europa