Teresa Ribera destaca la necesidad de un esfuerzo internacional coordinado para una recuperación verde y solidaria
La vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, participó recientemente en la cuarta Reunión Ministerial sobre Acción Climática (MoCA por sus siglas en inglés), que ha reunido a ministros y altos representantes de más de 30 países por vía telemática. Esta reunión anual, convocada por la Unión Europea, Canadá y China, brinda un espacio para la discusión y el intercambio de ideas sobre las oportunidades y retos que plantea la transición hacia la neutralidad climática y sobre una recuperación que permita reconstruir mejor. Desde su creación en 2017, ha servido de foro informal y punto de encuentro ministerial para acercar posiciones en el ámbito de la negociación internacional sobre cambio climático.
La reunión de este año se ve marcada por los impactos de la COVID-19 en la agenda internacional de las negociaciones en materia de clima, que han hecho que se pospongan las principales citas internacionales en la materia hasta 2021. De hecho, la COP26 de Glasgow, que estaba previsto que tuviera lugar en noviembre de este año, se ha visto retrasada hasta noviembre de 2021.
Este encuentro busca, por tanto, mantener el impulso político y facilitar la continuación de las conversaciones a más alto nivel entre los principales actores internacionales en un año clave para la ambición climática. El Acuerdo de París establece que es este año cuando los países deben presentar unas nuevas NDCs o planes de mucha contra el cambio climático más ambiciosas a las presentadas en 2015.
Las discusiones que están teniendo lugar en los países sobre los planes de recuperación están directamente vinculadas con la respuesta a la emergencia climática. Si bien la respuesta inmediata a la crisis sanitaria es crítica en estos momentos, el cambio climático continúa siendo la mayor amenaza para la supervivencia de la humanidad. Garantizar que estos planes de recuperación son coherentes con los objetivos de París y la neutralidad climática a mediados de siglo va a ser crítico para asegurar que la comunidad internacional en su conjunto sea capaz de hacer frente a los impactos del cambio climático y ofrecer una solución sostenible, justa y solidaria que siente los pilares del modelo de desarrollo futuro.
“Las discusiones actuales que están llevando a cabo la mayoría de países sobre cómo reconstruir sus economías tras la crisis del COVID-19 abren la puerta a una reflexión profunda sobre qué futuro queremos dejar a las próximas generaciones”, destaca Ribera. La vicepresidenta ha señalado que no se puede desaprovechar la oportunidad de construir una recuperación verde que nos acerque a un modelo económico respetuoso con el medio ambiente, más justo, solidario e inclusivo y que permita alcanzar la neutralidad climática antes de 2050 y en el que las personas estén en el centro de las políticas. Una clara apuesta por este modelo va a permitir generar señales claras y anticipadas que generen confianza y certidumbre en un proyecto país de futuro, atrayendo así a inversores que va a ser imprescindibles para movilizar unas finanzas seguras y verdes que van a ser necesarias para consolidar la transformación del modelo.
“El sufrimiento y los daños causados por el virus serán muy importantes. La solidaridad y la cooperación internacional son vitales para garantizar una respuesta que conduzca a un resultado más sostenible e inclusivo a largo plazo”, recuerda Ribera.
La vicepresidenta ha recalcado la necesidad de la cooperación multilateral que será vital para restablecer la confianza económica y apoyar a las economías, sobre todo a las más vulnerables. La cooperación internacional debe orientarse a ayudar a los países en desarrollo a construir infraestructuras y proyectos sostenibles que puedan movilizar inversiones públicas y privadas y permitir a las economías alejarse de los modelos de desarrollo insostenibles.
En el acto, los asistentes de todos los países han coincidido en que la movilización de recursos sin precedentes que se está produciendo para reconstruir la economía global debe aprovecharse para conseguir una recuperación que avance hacia un mundo que no hipoteque el futuro de las generaciones más jóvenes.
La recuperación verde en España
En este sentido, la vicepresidenta ha explicado que esta es la senda que sigue el Gobierno de España. Entre las principales medidas que el Ejecutivo ha desarrollado en los pasados meses para acelerar la recuperación verde, destaca el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética –ya enviado a las Cortes-, que establece las bases de la transformación de la economía española hacia la meta de neutralidad climática a 2050 y el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
En línea con esto, Ribera también ha señalado que España tiene un proyecto para la recuperación: el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, que servirá como guía a los inversores, especialmente de sectores como el de la movilidad sostenible, la electrificación del transporte, la rehabilitación urbana, la electrificación de los usos de la energía y la promoción de las renovables. Este plan no solo permite identificar los ámbitos que necesitan una transformación que sirva para reconstruir mejor, sino también para crear puestos de trabajo y lograr un medio ambiente más sano sin dejar a nadie atrás.
Con este fin, el Gobierno está trabajando en la aprobación de 12 convenios de Transición Justa para asegurar que el cambio hacia un modelo energético limpio no deteriore las oportunidades de empleo de las regiones afectadas por los cierres de las plantas de carbón.
Teresa Ribera también ha subrayado la importancia de la Estrategia Española de Economía Circular, recién aprobada, así como la presentación del Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático, que permitirá construir un país más resiliente y menos vulnerable a los impactos de este fenómeno. También se está ultimando la Estrategia de Infraestructuras Verdes, que permitirá mejorar la conectividad ecológica del territorio y contribuir a mitigar los efectos del cambio climático, tanto en el ámbito del medio rural como en el urbano.