Una tecnología fotovoltaica barata y flexible para unos edificios más eficientes
Los edificios comerciales y de viviendas acaparan el 40 % de la demanda mundial de energía, lo que hace imposible pasar por alto la ineficiencia de nuestro parque inmobiliario. Una posible solución a este problema es la energía fotovoltaica integrada en edificios (BIPV, por sus siglas en inglés). La BIPV consiste en emplear materiales fotovoltaicos para reemplazar materiales de construcción convencionales en el tejado de una estructura, las claraboyas o las fachadas, por poner solo unos ejemplos.
Estos materiales permiten que los edificios se conviertan en productores autosostenibles de energía y cumplan con las estrictas normas de eficiencia energética de la Unión Europea, por lo que la demanda de productos de BIPV va al alza. Por desgracia, el mercado de la BIPV no ha ido a la par de esta demanda debido a la falta de escalabilidad y a los altos costes de producción.
«Por ello crystalsol ha desarrollado la primera tecnología fotovoltaica de bajo coste y totalmente flexible del mundo para aplicaciones de BIPV», comenta Rumman Syed, director general de crystalsol, una empresa austríaca-estonia de tecnología fotovoltaica.
Dicha tecnología está ahora más cerca de su comercialización gracias al respaldo del proyecto cs-BIPV-FS, financiado con fondos europeos.
Ayudar a Europa a alcanzar sus objetivos climáticos para 2030
La tecnología fotovoltaica patentada de crystalsol es única, ya que combina los beneficios de los materiales monocristalinos de alta eficiencia con la producción rollo a rollo de bajo coste. La capa absorbente de luz de la película está fabricada con partículas semiconductoras cristalinas con un diámetro característico de 40 μm.
Estas partículas semiconductoras están dispuestas en una monocapa fijada por una película de polímero y presentan elementos de bajo coste como azufre, cinc, cobre, estaño y selenio. Cada partícula semiconductora está recubierta con una capa tampón muy fina, que crea la unión p-n. El resultado es una celda fotovoltaica totalmente funcional.
Durante el transcurso del proyecto cs-BIPV-FS, crystalsol logró completar un estudio de viabilidad integral y un análisis de la tecnología propuesta. Syed explica: «El estudio confirmó que la tecnología de crystalsol favorece la integración verdadera de materiales fotovoltaicos en edificios existentes y nuevos. También logramos demostrar cómo las nuevas tecnologías innovadoras son fundamentales a la hora de ayudar a la Unión Europea a alcanzar sus objetivos climáticos para 2030».
Una ventaja competitiva clave
El proyecto analizó asimismo la viabilidad comercial del producto. Según Syed, el equipo descubrió que los productos de BIPV disponibles actualmente en el mercado son caros y tienen un uso reducido debido a sus limitaciones con respecto al peso, tamaño y peso. Sin embargo, la tecnología de crystalsol es lo suficientemente flexible como para poder integrarse en fachadas y superficies de vidrio.
A lo que Syed agrega: «Nuestra tecnología fotovoltaica flexible posibilita una producción rentable de módulos de BIPV para una fácil integración del producto final. La versatilidad de esta tecnología implica que puede integrarse en una gran variedad de aplicaciones, lo cual constituye toda una ventaja competitiva».
Pasos hacia la comercialización completa
Gracias a la financiación de la Unión Europea, la tecnología de crystalsol está un paso más cerca de su comercialización. «El proyecto confirmó el potencial comercial de nuestra tecnología revolucionara de BIPV. Este es el primer paso para ampliar nuestro proceso de producción y avanzar hacia la comercialización completa», concluye Syed.
Actualmente, la empresa ultima las tecnologías de producción necesarias para fabricar su tecnología de BIPV a escala y evalúa posibles asociaciones para favorecer una entrada exitosa en el mercado.
Fuente: Cordis Europa