La economía circular puede llegar a favorecer hasta un 45 por ciento la reducción de los gases de efecto invernadero
La aplicación de los principios de la economía circular puede llegar a favorecer hasta un 45 por ciento de reducción en las emisiones implicadas en los procesos de producción y de consumo, por lo que constituyen una estrategia clave en la mitigación ante el cambio climático, junto con la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a la producción energética, según subraya el centro tecnológico Eurecat.
En este sentido, los sectores agroalimentario y químico, el transporte, la construcción y la manufactura de maquinaria son algunos de los que tienen más potencial en este campo en Cataluña, si bien todas las actividades económicas se pueden beneficiar de la estrategia de alargar al máximo la vida de los recursos.
La economía circular busca preservar lo máximo posible el valor de los recursos en todo el ciclo de vida de los productos y servicios con beneficios económicos derivados del ahorro de recursos, la disminución de la contaminación y la satisfacción del consumidor.
Las opciones de mejora en este ámbito vienen de incorporar el ecodiseño en las etapas iniciales de concepción de nuevos productos, por ejemplo, evitando la incorporación de compuestos tóxicos o que dificultan el reciclaje; de promover nuevos modelos de uso que prolonguen al máximo su recorrido, como el concepto de producto como servicio, y la recuperación de valor al final de la vida, como la remanufactura o el reciclaje.
“Paralelamente y para alcanzar la neutralidad climática lo antes posible, es necesario impulsar la transición energética con el cambio del modelo hacia energías renovables, la electrificación de la movilidad con origen renovable y la eficiencia energética de los edificios”, destaca el director del Área de Sostenibilidad de Eurecat, Miquel Rovira.
Según expone, “el consumidor compra cada vez más en clave medioambiental y valora mucho que la marca sea respetuosa con el entorno”, coincidiendo con las tendencias en estilo de vida que “sitúan en un primer plano la preocupación por la salud del planeta y por el bienestar de las personas”, aunque “en ocasiones sean ejes donde todavía hay mucho trabajo por hacer, tanto desde el punto de vista de los procesos de fabricación como de la sensibilización social”.
A este respecto, “Europa importa emisiones de gases de efecto invernadero a raíz del consumo de muchos productos de otros países, lo que nos debería hacer reflexionar sobre la necesidad de aumentar la conciencia que tenemos de las emisiones de los productos que compramos y exigir a los proveedores información ambiental para poder comparar entre sí diferentes opciones”, añade el director de la Unidad de Residuos, Energía e Impacto ambiental de Eurecat, Frederic Clarens.
Aplicación de la metodología de análisis del ciclo de vida para estimar la ganancia ambiental de los procesos de innovación tecnológica
Con el fin de calcular la estimación de la ganancia ambiental de los procesos de innovación tecnológica que desarrolla, Eurecat aplica la metodología de análisis del ciclo de vida (ACV), que permite cuantificar las emisiones de dióxido de carbono evitadas en cada proyecto, con el propósito de obtener nuevos datos que ayuden a mitigar el cambio climático.
Según Frederic Clarens, “generalizar y difundir la estimación de la ganancia ambiental en ámbitos como la producción, el consumo o la movilidad permitiría disponer de más información para ayudar a frenar las emisiones de dióxido de carbono, dado que empoderaría al ciudadano” en sus decisiones.
“Si no se estima la cantidad de dióxido de carbono de procesos y productos, difícilmente se podrán disminuir las emisiones”, por lo que “es fundamental cifrar las que se consiguen evitar y compararlas con los procesos y productos de referencia para visibilizar la ganancia ambiental conseguida”, remarca.
Fuente: Eurecat