Reducir las emisiones de metano ahora tendría un impacto a corto plazo y sería fundamental para la meta de 1,5°C
Si alguna vez te has acercado a un área de pastoreo de ganado, es probable que hayas notado algunos malos olores. Lo que probablemente respiraste es metano y sus efectos son más que desagradables. El metano es un potente gas de efecto invernadero y su poder de calentamiento es más de 80 veces mayor que el dióxido de carbono.
Una investigación reciente del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Coalición Clima y Aire Limpio concluyó que reducir las emisiones de metano relacionadas con la agricultura sería clave en la batalla contra el cambio climático. Pero, ¿cómo puede el mundo hacer eso? Sigue leyendo para conocer las respuestas.
¿De dónde viene el metano?
La agricultura es la fuente predominante.
Las emisiones del ganado, provenientes del estiércol y de liberaciones gastroentéricas, producen aproximadamente 32% de las emisiones de metano causadas por el hombre. El crecimiento de la población, el desarrollo económico y la migración urbana han estimulado un apetito sin precedentes por la proteína animal y, con una población mundial que se acerca a los 10.000 millones, se espera que esta demanda aumente hasta 70% para 2050.
Sin embargo, el metano de origen agrícola no solo proviene de los animales. El cultivo de arroz con cáscara, en el que los campos inundados evitan que el oxígeno penetre en el suelo, crea las condiciones ideales para las bacterias emisoras de metano. Este sector representa otro 8% de las emisiones de metano vinculadas a los seres humanos.
¿Por qué preocupan tanto las emisiones de metano?
El metano es el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso, cuya exposición causa 1 millón de muertes prematuras cada año. El metano también es un poderoso gas de efecto invernadero. Durante un período de 20 años, su capacidad de calentamiento es 80 veces más potente que la del dióxido de carbono.
El metano es responsable de aproximadamente 30% del calentamiento global desde la época preindustrial y se está proliferando más rápidamente que en cualquier otro momento desde que se iniciaron los registros en la década de 1980. De hecho, según los datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, incluso cuando las emisiones de dióxido de carbono se desaceleraron durante los confinamientos relacionados con la pandemia de 2020, el metano atmosférico se disparó.
¿Cómo podemos reducir las emisiones de metano?
El asesor de Agricultura y Sistemas Alimentarios del PNUMA, James Lomax, dice que el mundo debe comenzar por «repensar los enfoques sobre el cultivo agrícola y la producción ganadera». Eso incluye aprovechar nuevas tecnologías, optar por dietas ricas en vegetales y adoptar fuentes alternativas de proteínas. Lomax dice que esto será clave si la humanidad quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global a 1,5°C, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
¿Pueden los agricultores ayudar en la campaña para reducir las emisiones de metano?
Sí. Pueden proporcionar a los animales alimentos más nutritivos para que sean más grandes, más sanos y más productivos, produciendo efectivamente más con menos. Los científicos también están experimentando con tipos alternativos de alimento para reducir el metano producido por las vacas y buscando formas de manejar el estiércol de manera más eficiente cubriéndolo, compostándolo o usándolo para producir biogás.
Cuando se trata de cultivos básicos como el arroz con cáscara, los expertos recomiendan enfoques alternativos de humectación y secado que podrían reducir las emisiones a la mitad. En lugar de permitir la inundación continua de los campos, los arrozales podrían regarse y drenarse dos o tres veces durante la temporada de crecimiento, lo cual limitaría la producción de metano sin afectar el rendimiento. Ese proceso también requeriría un tercio menos de agua, lo que lo haría más económico.
¿La reducción del metano realmente ayudará a contrarrestar el cambio climático?
Sí. El dióxido de carbono permanece en la atmósfera durante cientos o miles de años. Esto significa que incluso si las emisiones se redujeran de forma inmediata y drástica, no veríamos un efecto sobre el clima sino hasta finales de siglo. Pero solo toma alrededor de una década para que el metano se descomponga. Por lo tanto, reducir las emisiones de metano ahora tendría un impacto a corto plazo y sería fundamental para ayudar a mantener al mundo camino a la meta de 1,5°C.
¿Cuánto metano realmente podemos eliminar?
Las emisiones de metano causadas por el hombre podrían reducirse hasta en un 45% en esta década. Esto evitaría casi 0,3°C de calentamiento global para 2045, lo que ayudaría a limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C y pondría al planeta en el camino correcto para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Cada año, la consecuente reducción de ozono a nivel del suelo también evitaría 260.000 muertes prematuras, 775.000 visitas al hospital relacionadas con el asma, 73.000 millones de horas de trabajo perdido por calor extremo y 25 millones de toneladas de pérdidas de cultivos.
¿Qué están haciendo las Naciones Unidas para ayudar a limitar las emisiones de metano?
Mucho. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha convocado la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU para septiembre de 2021, que tiene como objetivo ayudar a que la agricultura y la producción de alimentos sean más respetuosas con el medio ambiente.
Mientras tanto, la iniciativa de Labor Conjunta de Koronivia sobre la Agricultura de la ONU está apoyando la transformación de los sistemas agrícolas y alimentarios, centrándose en cómo mantener la productividad en un clima cambiante. Los representantes también están trabajando para incorporar la agricultura en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y mantendrán discusiones en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), a finales de este año.
Fuente: ONU Medio Ambiente