Un nuevo proyecto Erasmus+, ZERO WASTE, se suma a los 15 proyectos europeos que ya implementa la Fundación Universitat Jaume I-Empresa. Este proyecto, en el que la EuroFUE-UJI participa como socio, se centrará en la formación de adultos en torno a los conceptos de sostenibilidad y economía circular. El proyecto, coordinado por Democracy University de Izmir (Turquía), cuenta con un total de seis socios, entre los que se encuentra la FUE-UJI. Leer más
España aumenta su superficie protegida y disminuye sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), entre otros avances, según refleja el informe del Perfil Ambiental de España (PAE) 2019 presentado esta misma semana por la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera. Leer más
Las instalaciones del centro tecnológico Eurecat en Tarragona acogen el proyecto CAPTACO2, que junto con la Fundación Greennova y la Universitat Rovira i Virgili (URV) desarrolla un dispositivo de captura de dióxido de carbono atmosférico mediante una reacción química que convierte el dióxido de carbono en carbonato. Leer más
El Parlamento Europeo ha fijado un nuevo objetivo climático para 2030: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% en comparación con los niveles de 1990, un 40% más que los objetivos anteriores. En toda Europa los científicos e ingenieros ya han unido sus fuerzas dispuestos a asumir el nuevo reto. Un aspecto clave es el desarrollo de nuevas tecnologías para reducir la necesidad de recursos en las industrias de uso intensivo de energía. Semanas antes de que la UE votara la innovadora legislación, se dio luz verde a un proyecto de recuperación de agua financiado por la UE: iWAYS – con un presupuesto de 10.596.775€ y cuya reunión de inicio se celebró el pasado 3 de diciembre en modalidad online. Coordinado por el Prof. Luca Montorsi, de la Università degli Studi di Modena e Reggio Emilia, y con otras 18 entidades asociadas, entre ellas la Universitat Jaume I y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC/AICE) que trabajarán coordinadamente. Leer más
Para alcanzar el objetivo de una UE climáticamente neutra de aquí a 2050 conforme al Acuerdo de París, la UE debe ser más ambiciosa para el próximo decenio y actualizar su marco de actuación en materia de clima y energía. Con este fin, el Consejo Europeo ha refrendado un objetivo vinculante para la UE de reducción interna neta de las emisiones de gases de efecto invernadero, de aquí a 2030, de al menos un 55 % con respecto a los valores de 1990. Leer más
Previamente a la COP26 y en el quinto aniversario de la adopción del Acuerdo de París de las Naciones Unidas, World Green Building Council (WorldGBC) lanza #BuildingLife, un proyecto en el que participan diez Consejos para la Edificación Sostenible europeos (GBC). #BuildingLife impulsará un cambio radical en la acción climática en el entorno construido. Los diez GBC presentarán un conjunto de hojas de ruta nacionales de descarbonización, basadas en la ciencia y respaldas por la industria. Paralelamente, WorldGBC reunirá a representantes de todo el sector en un foro de líderes europeos para desarrollar una hoja de ruta de la política de la UE para la descarbonización del sector. Leer más
El president de la Generalitat, Ximo Puig ha anunciado el objetivo de su gobierno de reciclar el 100% de las aguas residuales de la Comunitat Valenciana, mediante una intervención integral en la gestión de estos recursos hídricos que movilizará 1.229 millones de euros. Leer más
Una recuperación sostenible de la pandemia podría reducir hasta 25% las emisiones de gases de efecto invernadero previstas para 2030 y acercar al mundo al logro del objetivo del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 2°C, según un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Leer más
Asistimos hoy a una revolución en el sector agrario que viene de la mano de la electrónica, las comunicaciones y la automatización. Todo ello está cambiando la forma de producir alimentos. Hace 20 años se empezó a aplicar por primera vez el posicionamiento por satélite (GNSS) a una cosechadora de cereales, y nació lo que actualmente conocemos como agricultura de precisión. El concepto es sencillo: si las parcelas no son homogéneas y en diferentes zonas el cultivo se comporta de forma variable, ¿por qué no dar diferente cantidad de abono, agua o herbicida en cada zona, en lugar de hacerlo uniformemente como se viene haciendo desde hace siglos? Es decir, si conseguimos aportar a cada palmo de terreno lo que necesita, produciremos más eficientemente y de forma más sostenible. Llevar a cabo el concepto, sin embargo, no es tan sencillo; de hecho, los expertos han necesitado más de 20 años para ponerse de acuerdo en una definición común de lo que es la agricultura de precisión. Afortunadamente, la International Society of Precision Agriculture (ISPA) publicó en 2019 la definición consensuada oficial, y más recientemente sus traducciones a otros idiomas como el castellano.
Son muchas las tecnologías que hacen posible la agricultura de precisión en la práctica. Es frecuente clasificarlas en dos tipos: tecnologías de información y de actuación. Al primer grupo pertenecen todos aquellos dispositivos que me permiten captar datos del sistema planta / suelo / clima / maquinaria y convertirlos en mapas georreferenciados. Pueden ser: sensores de suelo móviles (miden conductividad eléctrica, materia orgánica del suelo, humedad); sensores de vegetación (miden ópticamente el vigor de los cultivos sobre los que pasan); sensores de cultivo fijos (redes de sensores instalados en campo para registro continuo de la humedad del suelo, de la planta, insolación, pluviometría, temperaturas); teledetección (imágenes de satélite, imágenes desde drones); bases de datos externas (meteorológicas, de riego, parcelarias, de mercados); sensores de producción a bordo de la cosechadora para cuantificar los kilos recogidos por metro cuadrado; sensores instalados sobre la maquinaria para monitorizar su funcionamiento; y, por supuesto, el posicionamiento por satélite.
Por otro lado, las tecnologías de actuación engloban los sistemas que permiten llevar a cabo la aplicación diferencial de insumos en campo. Son ejemplos las ayudas al guiado o autoguiado de tractores y cosechadoras, cada vez más usadas por los agricultores en general, así como la maquinaria para dosificación variable de insumos, tanto de fertilizantes sólidos como de otros fitosanitarios líquidos, de semilla y de agua. También la robótica agrícola, que ya se ha desarrollado lo suficiente como para ofrecer prototipos comerciales que quitan malas hierbas de forma autónoma, supervisan cultivos o recolocan macetas en invernaderos.
No hace falta hacer uso de todas estas tecnologías para aprovechar las ventajas de la agricultura de precisión, pero es cierto que el panorama actual en el campo se está tecnificando rápidamente. Los tractores y maquinaria agrícola modernos están llenos de electrónica avanzada (un tractor tiene más centralitas que un coche de carreras) que permite actuar en las parcelas diferencialmente, con el consiguiente ahorro de costes para el agricultor, mayores producciones y mayor respeto medioambiental. En muchos sectores se hace uso de los drones y las redes de sensores inalámbricas (WSN) en parcela para captar información del cultivo, el suelo, o el clima, incluso de los animales. De hecho, ya se habla de sectores especializados en este campo, como la viticultura de precisión, la olivicultura de precisión, la horticultura de precisión y la ganadería de precisión.
Sin embargo, la revolución que está iniciándose es posterior a la agricultura de precisión y tiene que ver con un concepto diferente: la agricultura digital. La verdadera utilidad de todos esos datos recogidos reside en su análisis y modelización, en la conversión de terabytes de datos en decisiones útiles para el agricultor. La agricultura está empezando a servirse de la computación en la nube, las aplicaciones para móvil, los modelos de predicción de cosechas y plagas, el big data, el internet de las cosas; y todo ello está cambiando rápidamente el paradigma productivo, acabando con el tópico de “un mundo rural poco tecnificado”. La agricultura de precisión y la agricultura digital van de la mano. El agricultor necesita subirse al carro de las nuevas tecnologías y el mundo necesita de ellas para afrontar el cambio climático con una demanda creciente de alimentos, a la vez que una producción más sostenible.
José Ramón Acín, director técnico de Finca Bizcarra, una de las empresas agrícolas españolas más avanzadas en el uso de estas tecnologías y distinguida con el premio Excelencia FIMA 2020, pronunció en una conferencia reciente la siguiente frase: “La agricultura de precisión es la forma de producir en el futuro; si los agricultores de hoy en día no adoptan esta filosofía, acabarán siendo atropellados por ella”. Es obligación de los centros educativos proveer las competencias necesarias para ayudar a dar el salto al técnico agrario, y corresponde a los gobiernos crear un entorno favorable y facilitador que permita la modernización del sector.
Por Constantino Valero, profesor titular de la ETSI Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas e investigador del grupo LPF-Tragalia.
La Asociación Española de Normalización, UNE, en colaboración con CEOE, ha celebrado recientemente la jornada ‘El papel de la normalización ante el reto de la transición ecológica‘, en la que destacados expertos de Administraciones públicas y empresas han subrayado el papel clave de las normas técnicas en la transición ecológica. El evento online ha seguido por más de 200 profesionales de organizaciones, despertando un gran interés. Leer más
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