El informe ‘Economía circular en la edificación’ de GBCe expone la necesidad de transformar el sector
Aunque la economía circular ha avanzado bien en otros sectores, en la edificación todavía existe un largo camino por recorrer y se necesita la implicación de todos los actores para transformar el modelo en todo el ciclo de vida de los edificios. Esta es una de las principales conclusiones del informe Economía circular en la edificación, elaborado por Green Building Council España (GBCe) y publicado en el marco del Día Mundial del Reciclaje, celebrado este pasado lunes 17 de mayo.
“En la edificación, el concepto de economía circular se suele relacionar con los residuos y los productos, pero va mucho más allá. Para integrar este concepto en el sector debemos abordarlo en distintos niveles. Por ejemplo, ciudades y edificios deben integrar sus principios y asumir estrategias para la transición”, explica Eulàlia Figuerola, miembro del Grupo de Trabajo de economía circular de GBCe y coautora del informe, que añade: “Es cierto que actualmente dentro del sector existen ámbitos de la economía circular que han evolucionado, pero no debemos perder de vista el marco general para que la transformación sea posible”.
El informe también arroja datos reveladores, como que en Europa los edificios representan el 40% de la energía total consumida y emiten un 36% de las emisiones de CO2. Asimismo, entre el 10% y el 15% de los materiales se desperdician durante el proceso de construcción y el 54% de los materiales de demolición son enviados al vertedero. Estas cifras reflejan la necesidad de cambio del sector, que debe avanzar hacia un sistema circular en el que los productos, componentes y materias mantengan su utilidad y valor máximos en todo momento, con el fin de reducir los residuos al mínimo.
El trabajo realizado por GBCe muestra la necesidad de una hoja de ruta factible y creíble que detecte prioridades y aúne esfuerzos de todos los actores: desde los organismos oficiales hasta el usuario final, pasando por promotores, arquitectos, consultores, etc. “Actualmente existe una dispersión de objetivos en el sector. Hay muchas barreras a superar y es necesaria la cooperación entre todos los actores. Cada uno debe asumir sus responsabilidades, empezando por la administración, que debe dar ejemplo y promulgar la legislación adecuada eliminando las barreras a la economía circular”, recoge el informe.
El sistema actual, la llamada economía lineal, es ineficiente e insostenible en el tiempo ya que consiste en extraer, fabricar, usar y tirar, buscando únicamente crecimiento económico y consumo constante. Entre las consecuencias de este sistema se encuentran el agotamiento de la biocapacidad del planeta, la extinción de especies, el agotamiento de materias primas o la emergencia climática.
“A diferencia de la economía lineal, la economía circular tiene en cuenta las externalidades ambientales y sociales que genera, incorporándolas en la ecuación y en el cómputo del coste total de los recursos”, aseguran los autores del informe, que recalcan la importancia de establecer cimientos sólidos sobre los que puedan prosperar las inversiones y la innovación que lideren el cambio.
Además, la economía circular representa otro tipo de ventajas, tal y como explica Eulàlia Figuerola: “Actualmente no se percibe la economía circular como una ventaja económica, ya que el modelo de uso o servicio frente a la propiedad no se concibe como algo ventajoso y los productos reciclados no se consideran más económicos frente a los productos nuevos. Una transición hacia la economía circular en el sector generaría nuevos modelos de negocio y otros que actualmente son residuales o poco valorados tomarían mucha fuerza”.