Europa no está preparada para hacer frente al rápido incremento de los riesgos climáticos
- Europa es el continente sometido a un proceso más rápido de calentamiento, y los riesgos climáticos amenazan su seguridad energética y alimentaria, los ecosistemas, las infraestructuras, los recursos hídricos, la estabilidad financiera y la salud de las personas. Según la evaluación de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), muchos de estos riesgos han alcanzado ya niveles críticos y podrían llegar a ser catastróficos si no se toman medidas urgentes y contundentes.
El calor extremo, la sequía, los incendios forestales y las inundaciones que se han experimentado en los últimos años, empeorarán en Europa, incluso en escenarios optimistas de calentamiento global, y afectarán a las condiciones de vida en todo el continente. La AEMA publica por primera vez la European Climate Risk Assessment (EUCRA)(Evaluación Europea del Riesgo Climático) que contribuirá a identificar las prioridades políticas para la adaptación al cambio climático y para los sectores sensibles al cambio climático.
Según la evaluación, las políticas y las medidas de adaptación adoptadas Europa no marchan al compás de los riesgos, que van en rápido aumento. En muchos casos, no bastará con una adaptación incremental. Dado que muchas de las medidas aplicadas para mejorar la resistencia climática son a largo plazo, puede resultar necesario actuar con urgencia incluso frente a riesgos que todavía no son críticos.
Ciertas regiones de Europa están en el foco de múltiples riesgos climáticos. El sur de Europa está especialmente amenazado por los incendios forestales y los efectos del calor y la escasez de agua para la agricultura, el trabajo al aire libre y la salud humana. Las inundaciones, la erosión y la intrusión salina amenazan a las regiones costeras de Europa situadas a baja altitud, en particular muchas ciudades densamente pobladas.
Muchos riesgos climáticos en Europa requieren medidas urgentes e inmediatas
Esta evaluación identifica 36 riesgos climáticos importantes para Europa, divididos en cinco grandes grupos: ecosistemas, alimentación, salud, infraestructuras y economía y finanzas. Más de la mitad de los principales riesgos climáticos identificados en el informe requieren medidas adicionales inmediatas, y ocho son especialmente urgentes, principalmente para conservar los ecosistemas, proteger a las personas frente al calor, proteger a personas e infraestructuras de las inundaciones y los incendios forestales, y para garantizar la viabilidad de los mecanismos de solidaridad europeos, como el Fondo de Solidaridad de la UE.
Ecosistemas: Casi todos los riesgos incluidos en el grupo de los ecosistemas requieren una acción urgente o de mayor calado, y los riesgos para los ecosistemas marinos y costeros se consideran especialmente graves. El informe de la AEMA recuerda que los ecosistemas prestan múltiples servicios a las personas y, por lo tanto, estos riesgos presentan un elevado potencial de propagarse en cascada a otros ámbitos, como la alimentación, la salud, las infraestructuras y la economía.
Alimentación: Los riesgos para los cultivos derivados del calor y la sequía ya han alcanzado un nivel crítico en el sur de Europa y los países de Europa central también están en peligro. En particular, las sequías prolongadas que afectan a grandes zonas geográficas suponen una amenaza significativa para las cosechas, la seguridad alimentaria y el abastecimiento de agua potable. Como parte de la solución, una sustitución parcial de las proteínas de origen animal por las de origen vegetal cultivadas de forma sostenible reduciría el consumo de agua en la agricultura y la dependencia de los piensos importados.
Sanidad: El calor es el factor de riesgo climático más grave y urgente para la salud humana. La población expuesta a un mayor riesgo son grupos específicos como los trabajadores al aire libre expuestos al calor extremo, las personas mayores y las personas que viven en viviendas con deficiencias, en zonas con un fuerte efecto isla de calor urbano o con un acceso inadecuado a la refrigeración. Muchas herramientas destinadas a reducir los riesgos climáticos para la salud se encuentran fuera del alcance de las políticas sanitarias tradicionales, como la planificación urbana, las normas de construcción y la legislación laboral.
Infraestructuras: Los fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos incrementan los riesgos para el entorno urbanizado y los servicios críticos de Europa, como la energía, el agua y el transporte. Aunque los riesgos de inundaciones costeras se han gestionado relativamente bien en Europa, la subida del nivel del mar y los cambios en los patrones de las tormentas pueden tener impactos devastadores sobre las personas, las infraestructuras y las actividades económicas. En el sur de Europa, el calor y las sequías generan riesgos importantes para la producción, la transmisión y la demanda de energía. Los edificios residenciales también deben adaptarse al aumento de las temperaturas.
Economía y finanzas: La economía y el sistema financiero de Europa se enfrentan a muchos riesgos climáticos. Por ejemplo, los fenómenos climáticos extremos pueden hacer que aumenten las primas de los seguros, poner en peligro los activos inmobiliarios y el pago de las hipotecas, e incrementar el gasto público y los costes de los préstamos. La viabilidad del Fondo de Solidaridad de la UE ya está seriamente amenazada debido al coste de las inundaciones y los incendios forestales de los últimos años. El empeoramiento de los impactos climáticos también puede incrementar los diferenciales que deben cubrir los seguros privados y contribuir a que los hogares con bajos ingresos se vuelvan más vulnerables.
Una cooperación más estrecha es fundamental
La UE y sus Estados Miembros han realizado progresos considerables en el conocimiento de los riesgos climáticos a los que se enfrentan y en su preparación para afrontarlos. Las evaluaciones nacionales de los riesgos climáticos se utilizan cada vez más para articular el desarrollo de las políticas de adaptación. Sin embargo, la preparación de las sociedades resulta insuficiente, ya que la aplicación de las políticas va a la zaga del rápido aumento de los niveles de riesgo.
La mayoría de los principales riesgos climáticos identificados en el informe se consideran «copropiedad» de la UE, sus Estados miembros u otros niveles de gobierno. Con objeto de abordar y reducir los riesgos climáticos en Europa, la evaluación de la AEMA subraya que la UE y sus Estados miembros deben trabajar juntos y también velar por que participen las administraciones regionales y locales, cuando se requiera una acción urgente y coordinada.
Siguen existiendo numerosas lagunas en el conocimiento de los principales riesgos climáticos identificados en el informe de la AEMA. La UE puede desempeñar un papel clave a la hora de mejorar el conocimiento sobre los riesgos climáticos y la titularidad de los riesgos, y sobre cómo abordarlos a través de la legislación, estructuras de gobernanza adecuadas, seguimiento, financiación y apoyo técnico, según se afirma en el informe. Estos nuevos conocimientos también constituirían una aportación fundamental para realizar un seguimiento de la Evaluación Europea de Riesgos Climáticos.
Fuente: AEMA