GBCe proporciona consejos prácticos para rehabilitar tu casa y hacerla más eficiente
- Hasta que el proceso de rehabilitación integral llega, es posible aplicar pequeñas actuaciones, dirigidas principalmente a personas que viven en viviendas colectivas, que nos permitan estar más a gusto en nuestros hogares.
Un alto porcentaje del actual parque de viviendas español presenta necesidades de rehabilitación, tanto para restablecer o mejorar la calidad global del edificio como en lo referente a mejorar su comportamiento energético. En la actualidad, el 82% de los edificios españoles se consideran ineficientes desde el punto de vista energético. Esto se debe a que el parque edificado español está muy envejecido, ya que el 50,8% de los 16,6 millones de viviendas principales con los que cuenta España fueron construidas antes de 1980, cuando la primera normativa comenzó a exigir aislamiento térmico en las fachadas, mientras que el 43,9% de las viviendas se levantó entre 1980 y 2007, año en el que entró en vigor el Código Técnico de Edificación (CTE).
Con estos datos, no es extraño que el sector de la edificación genere en la actualidad en España el 25,1% de las emisiones y el 30,1% del consumo de energía final. En este contexto, es necesario aplicar rehabilitaciones integrales prácticamente en todos los edificios antes de 2050 para reducir por completo las emisiones de gases de efecto invernadero. De hecho, 7,1 millones de edificios en España que cuentan con los niveles más altos de energía tienen necesidades de rehabilitación, según la Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España (ERESSE).
Asimismo, es necesario mejorar el aislamiento de nuestros muros y tejados, cambiar nuestras ventanas y, si hiciese falta, instalar lamas o toldos que nos protejan todo lo posible del frío y del calor del exterior para poder mantener una temperatura de confort con un consumo mínimo de calefacción o aire acondicionado.
Si bien esta rehabilitación integral del edificio completo debe ser el objetivo, este proceso se puede alargar porque exige poner de acuerdo a todos los vecinos, contratar un técnico que elabore un proyecto, encontrar financiación, etc. Mientras esta alternativa ideal llega, proponemos pequeñas actuaciones dirigidas, principalmente, a personas que viven en viviendas colectivas, que nos permitan estar más a gusto en nuestros hogares.
Evitar las infiltraciones
Como hemos comentado, el objetivo es estar cómodos tanto en verano como en invierno. Para lograrlo, las ventanas se convierten en uno de los aspectos clave, ya que son uno de los puntos por donde más perdemos calor en invierno y que más protección requiere —mediante persianas, muy extendidas en España— frente a las altas temperaturas del verano.
De este modo, lo primero que hay que evitar son las infiltraciones —o pequeñas grietas—, para lo que disponemos de los burletes, muy fáciles de colocar, que permiten cerrar las ventanas herméticamente. En este sentido, se hace necesario colocarlos también en la parte inferior de la puerta de entrada, que suele ser una zona por la que se cuela el frío.
Cambio de ventanas
Si nuestra vivienda tiene ventanas antiguas, una buena solución es poner doble ventana. Esta alternativa no exige que la ventana nueva sea muy buena y muy cara, de tal forma que con una ventana tipo vamos a ver cómo mejora el confort de nuestra casa, tanto en materia de temperatura como de ruido. “Esta intervención tiene cierta complejidad, por lo que, si no nos vemos capaces de colocarlas nosotros mismos, es mejor contar con un profesional”, afirma Paula Rivas, directora técnica de Green Building Council España (GBCe).
Sombreamiento
Además del frío, las ventanas son un elemento clave frente al calor. Así, el sombreamiento es fundamental, pero siempre desde el exterior. Lo contrario significaría tener ya el calor dentro de nuestras viviendas. De este modo, si no contamos con persianas, colocar unas del tipo alicantinas es muy sencillo y económico. También hay láminas adhesivas de control solar que, pegadas en el vidrio, reducen el calor que entra en la vivienda.
Fachadas
Una vez que hemos mejorado las condiciones de las ventanas, es necesario identificar otros lugares por los que se nos cuela el frío. Por ejemplo, las fachadas orientadas al norte suelen ser más frías. También, las paredes que dan a patios interiores que, en algunos casos, tienen un espesor menor en detrimento del aislamiento.
Una vez identificada la pared por la que se cuela el frío, podemos plantearnos aislarla nosotros mismos. Para ello, es recomendable utilizar algún tipo de aislamiento rígido, como el corcho, que además es un material natural que soporta muy bien la humedad, en tiendas especializadas ofrecen gran variedad y nos pueden aconsejar la mejor opción para nuestro caso. Para taparlo, con colocar unas placas de cartón yeso sería suficiente. Este proceso es muy sencillo y existen muchos tutoriales en internet que explican cómo colocar estos paneles. También podemos optar por paneles de madera. En este sentido, el OSB es una opción bastante económica y, si no te gusta el acabado que tiene, se puede pintar.
“Mejorar el aislamiento reducirá nuestras facturas y mejorará nuestras condiciones de vida, ya que nos podremos despertar por la mañana en invierno sin pasar frío y podremos llegar a casa en verano por las tardes sin superar los 30 grados de temperatura en el interior de la casa”, explica Rivas.
Techo
Si somos la vivienda más alta de la casa, y nuestro techo es la cubierta del edificio, este es un punto crítico tanto en invierno como en verano. Pero aislar el techo nos va a restar altura en la casa, por lo que es algo que tenemos que valorar.
Para elegir el aislamiento, hay que tener en cuenta si podemos sufrir humedades. Si es así, deberíamos ir a aislamientos tipo corcho o XPS. Si no hay humedades, podemos optar por una lana de roca o aislamiento de fibra de algodón, que se pueden encontrar en almacenes de construcción normales.
Por debajo de este aislamiento, pondríamos un falso techo que, al igual que con las paredes, puede ser de cartón yeso, panel de madera u otra solución que encontremos y nos guste.
Suelo
Por el contrario, si tu vivienda es la más baja y el suelo está en contacto con el terreno o con el aire, notarás que entra frío por ese punto. De nuevo, aislar el suelo supone una pérdida de altura. Un buen sistema serían 4 cm de aislamiento rígido y, encima, unos paneles de OSB. Esta intervención es mucho más sencilla que la necesaria en el techo y, si no dispones de altura, puedes colocar alfombras —mejor si son de tejidos naturales como la lana o el algodón—.
“Un buen consejo es que, si colocas cartones debajo de las alfombras, obtendrás un plus de aislamiento sin gastarte dinero”, afirma la directora técnica de GBCe.