IIDMA considera que la estrategia para la descarbonización de España debe tomar como referencia las recomendaciones del IPCC
El Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA) considera que los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de España, recogidos en su “Estrategia a Largo Plazo para una Economía Moderna, Competitiva y Climáticamente Neutra en 2050”, deben tener en cuenta las recomendaciones del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), que precisa que para contribuir a limitar el aumento de la temperatura “por debajo del 1.5ºC”, se requiere que la neutralidad climática se alcance antes de la mitad de siglo.
IIDMA ha presentado sus comentarios a este instrumento en la consulta pública realizada entre el 23 de julio y el 30 de septiembre de 2020, entre los que destaca que todos los Estados miembro de la Unión Europea deben estar en línea con esa meta, por lo que el objetivo propuesto por España de reducir para el año 2050 sus emisiones GEI en un 90% con respecto a 1990 (el 10% restante de las emisiones será absorbido por los sumideros naturales de carbono) debe ser revisado, de tal manera que se consiga alcanzar la neutralidad climática lo antes posible del año 2050.
Otro aspecto en el que IIDMA hace hincapié es en la necesidad de que la Estrategia sirva como marco para el desarrollo y/o monitorización de las estrategias a corto y medio plazo, en particular los PNIEC, y no al contrario como parece indicar el texto de la Estrategia. Por tanto, se insta a la administración competente a tener esto en cuenta y que la futura revisión del PNIEC 2021-2030, así como la elaboración de los PNIEC para las décadas posteriores, se realicen tomando como referencia la Estrategia, cuyo contenido también será revisado y actualizado.
Como propuestas para la gobernanza, se precisa que la Estrategia incluya los indicadores que se tendrán en cuenta para evaluar los avances en el cumplimiento de los objetivos, así como los mecanismos que se pondrán en marcha en caso de no aplicarse las medidas previstas o de no alcanzarse los objetivos establecidos. IIDMA plantea que sea el Comité de Cambio Climático y Transición Energética el órgano encargado de evaluar los avances en la senda de descarbonización a largo plazo y de analizar la coherencia entre los objetivos de la Estrategia con los Presupuestos Generales del Estado, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el PNIEC y otras políticas y/o estrategias a corto y medio plazo. Asimismo, IIDMA propone los Presupuestos de Carbono como herramienta para establecer la senda que permita alcanzar los objetivos de la Estrategia, evaluando a su vez los progresos obtenidos.
En cuanto a la promoción de energías renovables, la Estrategia hace hincapié en la necesidad de situar a la ciudadanía en el centro del sistema energético. Entre otras acciones, se plantea fomentar su participación en proyectos de energías renovables, el desarrollo de comunidades energéticas locales, así como el autoconsumo energético individual y compartido. No obstante, estos mecanismos de actuación aún se definen de manera demasiado breve e imprecisa, sin especificar acciones concretas. Para las comunidades energéticas la Estrategia debe incluir entre sus mecanismos de actuación el análisis de la necesidad de creación de medidas de apoyo económico, así como un objetivo cuantitativo de instalación de nueva capacidad o de generación eléctrica. Sobre autoconsumo se deben establecer medidas claras y cuantificadas a largo plazo para consolidar una senda de desarrollo sostenido en el tiempo.
Sobre el papel de la biomasa, la Estrategia reconoce su importancia futura para avanzar en la descarbonización, principalmente en algunos sectores industriales (producción de cemento y cerámica), así como en el transporte por carretera (biometano producido por la metanización de gas de síntesis obtenido de la gasificación de biomasa). Sin embargo, IIDMA lamenta la ausencia en la Estrategia de un análisis relativo a las trayectorias estimadas de la demanda de biomasa y su oferta por materia prima y origen, algo que tampoco está en el PNIEC.
Con respecto a las tecnologías de Captura y Almacenamiento de Carbono (CCS) y Captura, Uso y Almacenamiento de Carbono (CCUS), IIDMA indica que deben considerarse como un complemento de los esfuerzos de reducción de las emisiones, y no como una alternativa. De hecho, la mejor solución sigue siendo evitar por completo las emisiones de GEI, por lo que el objetivo a seguir debería ser encontrar soluciones libres de carbono (por ejemplo, el hidrógeno verde para los procesos de producción industrial) y hacer que sean económicamente viables. “Las tecnologías CCS y CCUS no deben retrasar la investigación, la innovación y la inversión en procesos de producción libres de carbono o el despliegue de energías renovables. Además, la viabilidad tecnológica, económica y medioambiental de la CCS y CCUS debe estar garantizada antes de su implementación”, indica Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental de IIDMA.
En relación con la vertiente económica, la Estrategia es un instrumento que debería servir para proporcionar certidumbre de cara a las inversiones de capital a largo plazo necesarias en la transición hacia la neutralidad climática. “Para reforzar este objetivo, además de indicar las inversiones requeridas para garantizar la aplicación de la Estrategia, se deberían definir las potenciales fuentes de financiación, indicar orientativamente los costes que implicaría no alcanzar el objetivo de neutralidad climática lo antes posible del 2050 y llevar a cabo un análisis para evaluar si el potencial de financiación a corto plazo está en línea con los objetivos a largo plazo” concluye Carlota Ruiz-Bautista, abogada ambiental de IIDMA.
Fuente: IIDMA, Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente