Nuevas mediciones sugieren que los océanos podrían absorber más CO2 de lo estimado hasta ahora
Un equipo científico generó una estimación actualizada de la absorción anual de CO2 oceánica mediante observaciones infrarrojas por satélite combinadas con una nueva corrección aplicada a mediciones realizadas desde buques.
Este estudio nuevo sugiere que la magnitud de carbono atmosférico que absorben los océanos cada año podría ser mayor que lo inferido previamente a partir de las mediciones de la superficie oceánica realizadas desde barcos. Las estimaciones anteriores indicaban que los océanos absorbían alrededor de una cuarta parte de las emisiones antropogénicas, es decir, más de 2 gigatoneladas de CO2 al año.
Investigadores respaldados por los proyectos financiados con fondos europeos 4C y RINGO descubrieron que la absorción de carbono contemporánea anual podría ser mucho mayor y superar las estimaciones anteriores basadas en observaciones en hasta 0,9 gigatoneladas al año. Los resultados y métodos empleados para llegar a ellos se publicaron en un artículo científico de la revista «Nature Communications».
El problema
Cabe preguntarse, no obstante, por qué es necesaria una corrección. La respuesta radica en la parte del océano en la que se tomaron las mediciones. La labor reciente de la comunidad científica internacional destinada a crear una recopilación de datos mundiales actualizados regularmente sobre el CO2 de la superficie marina dieron lugar al Atlas del CO2 en el océano superficial (SOCAT, por sus siglas en inglés). Un estudio a escala mundial de esta magnitud fue posible gracias a las observaciones oceánicas a largo plazo aportadas por infraestructuras de investigación como el Sistema Integrado de Observación del Carbono (ICOS), activo principalmente en Europa. El SOCAT, que cuenta con 28,2 millones de mediciones recogidas de 1957 a 2020, ayuda a determinar cuánto carbono absorben los océanos. Sin embargo, en estudios anteriores basados en datos de SOCAT se estimó la absorción de carbono a partir de las mediciones tomadas varios metros por debajo de la superficie del océano. El problema que presenta este método es que las mediciones necesarias son las que se toman «justo en la superficie del océano», según explica el autor principal, Andrew Watson de la Universidad de Exeter, en un artículo publicado en el sitio web «SciTechDaily».
Aunque pudiera parecer insignificante, una diferencia de pocos metros provoca cambios de temperatura y afecta la capacidad de absorción de CO2 del mar. «Estudios anteriores habían ignorado las pequeñas diferencias de temperatura entre la superficie del océano y la profundidad del muestreo, pero sabemos que estas tienen un impacto significativo sobre el almacenamiento de carbono en los océanos en términos de salinidad, solubilidad, estabilidad, etc —señaló Watson—. Sin embargo, los satélites pueden medir la temperatura más o menos exactamente en la superficie del océano, y cuando los utilizamos, vemos que supone una gran diferencia», añadió.
La solución
Para generar una estimación que tenga en cuenta los flujos en la capa superficial de la corteza oceánica, los investigadores desarrollaron un procedimiento con el que recalcular los datos del SOCAT mediante el uso de mediciones de 1992 a 2018 de la temperatura del océano unos o pocos milímetros por debajo de la superficie. La temperatura se obtuvo principalmente a partir de observaciones infrarrojas satelitales. Según las cifras corregidas, la absorción anual neta de carbono de los océanos podría ser entre 0,8 y 0,9 gigatoneladas superior de lo que sugerían anteriormente los métodos que utilizaban datos no corregidos.
«Las estimaciones anteriores de la absorción de carbono contemporánea efectuadas desde los buques resultaron significativamente inferiores a las estimaciones de absorción de CO2 antropogénico obtenidas con modelos biogeoquímicos oceánicos y a las basadas en el almacenamiento de carbono interior. Esta diferencia se atribuyó durante largo tiempo al desplazamiento de carbono natural desde los sistemas fluviales hacia los oceánicos. Sin embargo, la nueva estimación revisada sugiere que la diferencia —o al menos, parte de ella— puede explicarse por la forma en que procesamos las observaciones en sí», afirma Peter Landschützer, científico de 4C.
Este estudio se enmarca en el proyecto 4C (Climate-Carbon Interactions in the Current Century), cuyo objetivo es proporcionar una estimación actualizada del sumidero de carbono oceánico basada en mediciones del CO2 en la superficie del océano y las incertidumbres asociadas. Por lo tanto, el estudio señala una de las muchas incertidumbres a las que nos enfrentamos en la actualidad a la hora de determinar la absorción oceánica de carbono antropogénico a partir de las observaciones. Además, contribuye al objetivo del proyecto RINGO (Readiness of ICOS for Necessities of integrated Global Observations) de generar datos precisos sobre los flujos de carbono entre la atmósfera, la Tierra y nuestros océanos. RINGO concluirá a finales de 2020 y 4C en 2023.
Sitio web del proyecto 4C
Sitio web del proyecto RINGO
Fuente: Cordis Europa